jueves, 29 de octubre de 2009

LA CIUDAD SAGRADA DE CHOLULA



Cholula: ¿Qué hay en un nombre?

Anamaría Ashwell


La Historia tolteca chichimeca, escrita entre 1547 y 1560, dio una veintena de nombres para Cholula.1 Tres nombres, Tullan Cholullam Tlachiualtepetl, estaban en uso, o conservados en la memoria cercana, en 1581, cuando Gabriel de Rojas escribió su relación de Cholula. Tullan, hoy sabemos, alude a la historia tolteca y de Tula e indica que se trata de una metrópolis; éste fue un nombre que se le adjudicó a diversas ciudades de las culturas seminales mesomericanas.2
Tlachiualtepetl quiere decir "cerro hecho a mano" o "montaña construida", y es una referencia precisa a la base piramidal ubicada en la ciudad y cuya estructura más antigua los arqueólogos datan en el Preclásico Superior -200 a 100 años a. C. (F. Müller: 1973; E. Noguera: 1937; I. Marquina: 1970).
Los significados de Cholullam como lo escribió Rojas, o Cholollan como se escribe en la HTC, o Churultecatl como mal escribe en sus Cartas de relación Hernán Cortés, han sido varios.
Ángel María Garibay derivó Cholollan de chololli y escribió que significa "fugitivo, del verbo huir [...] o sea lugar de los que huyeron o, lugar a donde huyeron".3 Pérez Guzmán a mediados del siglo XIX4 dedujo que Cholollan deriva de una antigua palabra mexicana que quiere decir "lugar donde corre el agua o agua que corre". El glifo que indica a Cholollan en el mapa de Cholula de 1581, atribuido a Gabriel de Rojas muestra, efectivamente, un río fluyendo, y el glifo de la HTC que indica el lugar del Tlachiualtepetl es de una rana o sapo montado sobre un cerro florido debajo del cual fluyen o emanan dos ríos. Sin embargo, el glifo de Cholollan, según el padre fray Diego Durán (1570), consistía en "un pie sobre un cerro, para indicar la marcha del sacerdote Quetzalcoatl emprendida desde Cholula" y Fray Bernardino de Sahagún (1569) ofrece otra imagen de una huida para la ciudad cuando escribió "los que desta ciudad huyeron (Tula) edificaron otra muy próspera ciudad que se llama Cholula, a la cual por su nobleza, edificios y grandeza, los españoles, en viéndola, la pusieron nombre: Roma".5
Cholula, como es conocida la ciudad actualmente, tiene entonces en su nombre una alusión al agua y a la huida. Y ambos significados de su nombre, sin contradecirse, posiblemente resumen no sólo su condición de ciudad sagrada sino la larga zaga de su historia civilizadora entre los pueblos mesoamericanos.
Los nombres Tollan Cholollan podrían indicar que Cholula fue el lugar al cual huyeron los toltecas después de la caída de Tula, entre 1125 y 1156; esta zaga migratoria, militar y religiosa, se describe en la HTC donde se lee que "[...] en el año 1 tecpal llegaron los toltecas a Tlachiualtepetl".6
Las migraciones, primero de los nonohualca chichimeca y después de los tolteca chichimeca, desde Tollan, pertenecen al momento del abandono de la metrópoli y de la caída del imperio tolteca,7 pero también a un momento (entre varios) cuando Cholula resurge en su larga historia. Si el nombre de Cholula alude a esta huida entonces nos ubicamos en un periodo histórico muy reciente de la ciudad: en el siglo XII; en tiempos cuando los tolteca chichimeca (entre cuyos pueblos vinieron algunos de habla náhuatl) arribaron a un territorio habitado ya con mucha anterioridad y en el cual se encontraron a los olmeca xicalancas, con sus tlatoque Tlalchiach Tizacozque y Aquiach Amapame, más ocho otros, gobernando la ciudad.8
La zaga de esta migración y conquista de Cholula en el siglo XII, según se cuenta en la HTC, es producto de los conflictos políticos por el poder en Tula, pero este documento también sugiere que la migración tolteca chichimeca a Cholula, si bien fue una huida también, en su dimensión religiosa fue un retorno a una tierra prometida: a un suelo antiguo y sagrado al cual se accede únicamente por instrucciones de un dios primigenio.
La HTC cuenta que los señoríos tolteca chichimeca llegaron al Tlachiualtepetl guiados por el tlamacazqui Couenan. Es importante notar que Couenan no tiene rango de señor, de tlatouani, de alguno de los pueblos que componen el mundo tolteca chichimeca en emigración (éstos están nombrados con precisión en la HTC), sino que es un sacerdote con jerarquía precisa: eso lo indica el término tlamacazqui que antecede a su nombre.9 La primera emigración de Tollan, de los nonoualca de Tollan, los "complementos" de los tolteca chichimeca, fue guiada por un tlamacazqui llamado Atecatl y a él le correspondió ser portador del envoltorio sagrado, la espina y la vara, que le daba el atributo de ser mediador directo entre esos pueblos y el Ipalnemouani. Atecatl llevó consigo las pertenencias sagradas "toda propiedad de Quetzalcoualt" dice el texto.10 Estos detalles son omitidos cuando la HTC refiere la partida de Couenan hacia el Tlachiualtepetl pero podemos asumir que su rango y sus atributos son los mismos que los del tlamacazqui nonoualca Atecatl. Cuando Couenan llega al Tlachiualtepetl la HTC dice que el sacerdote ayunó en penitencia para saber si Cholula era la tierra a la cual debía emigrar su pueblo.
En la primera traducción, de 1937, de la HTC11 se traduce que Couenan "tuvo una visión" después de su ayuno en el Tlachiualtepetl, pero se corrige como que aquí "vino a ver" en la versión de Kirchhoff, Güemes y Reyes. Pero la HTC también indica que Couenan invoca al Ipalnemouani con las palabras: "Oh Tloque! ¡Oh Nauque!".
Según Torquemada, Ipalnemouani significa al dios "por quien vivimos y somos"; la traducción de Molina de 1970 de la HTC dice que Tloque nauaque significa "cabe quien está el ser de todas las cosas, conservándolas y sustentándolas: dízese de nuestro señor dios".12 Esto nos indica que el "tlacatecolotl Quetzalcouatl" al cual invoca el tlamacazqui Couenan durante su penitencia en el Tlachiualtepetl es el dios primigenio Quetzalcoatl. Y únicamente después de este diálogo divino Couenan se encamina de regreso a Tollan para trasmitir a los tlatoque tolteca chichimeca el lugar al cual deben arribar. Las palabras que el dios Quetzalcoatl dirige a Couenan son elocuentes:

Oh Couenan, ¡oh tlamacazqui! ¡no sufras, aquí será nuestro hogar, nuestra casa! Haremos que los habitantes abandonen su pueblo, yo lo sé. No olvides nada de mis palabras, has alcanzado merced [...]13

Couenan contesta al dios diciéndole que con su pueblo "haremos frente a la llanura, a la tierra divina". La referencia es, según nos indica la traducción de Luis Reyes de la HTC, que se dirigirán a la tierra más allá de lo conocido, al sitio habitado por los dioses.14 Es decir, se encaminarán a Cholula.
¿Los toltecas, entonces, huyen de Tula pero retornan a la tierra de origen y del dios Quetzalcoatl? La HTC pareciera indicarnos que a Couenan el dios mismo le indica que Cholula es la tierra a donde se deben dirigir. Sólo Quetzalcoatl conoce el lugar a donde su pueblo puede emigrar y los tolteca chichimeca no lo pueden saber hasta que el sacerdote mediador entre hombres y dios, Couenan, recibe en un trance visionario las instrucciones del dios.
La investigación arqueológica del Tlachiualtepetl nos aporta información sobre un culto a un dios serpentino en Cholula muchos siglos antes de la llegada de los tolteca: por lo menos desde el horizonte clásico temprano (200 d.C.-350 d.C.) en Cholula hay indicaciones de que existe un culto que asocia a los númenes de la lluvia o el agua con una deidad serpentina. Al horizonte arqueológico Cholula II (200 d.C.-350 d.C) corresponden edificios que muestran cenefas decoradas con volutas trenzadas, estrellas sobre fondos negros, franjas blancas ondulantes sobre fondos negros y grecas y franjas diagonales en las cuales predominan el rojo, amarillo, ocre, azul y el negro. En un edificio se descubrió un tablero mural, pintado al fresco, que los arqueólogos interpretaron como insectos, chapulines o mariposas. Estas figuras se encuentran entrelazadas y producen no sólo un efecto trenzado sino que cuando se ven de frente, I. Marquina creyó ver representados cráneos humanos. Se trata de rostros perfectamente redondos, con decoraciones circulares, de grandes ojeras negras y fauces abiertas y dentadas. Adicionalmente, en otro edifico se descubrió un mural llamado de Los libadores o Bebedores de pulque: están representadas cien personas, de grandes tocados, orejeras y adornos pintados de azules, que se encuentran libando o bebiendo posiblemente pulque.
En el último periodo del clásico (entre 800 y 900 d.C.), antes de que la pirámide fuera abandonada, la presencia de la serpiente endiosada ya se encuentra claramente definida con relación a las representaciones más esquemáticas y abstractas en edificios de siglos anteriores. Tres estelas de piedra que delimitan el lado oriente, al poniente del gran conjunto arqueológico, tienen esculpidas cenefas ondulantes trenzadas y serpientes. La orientación de estas estelas de oriente a poniente, tomando su centro, marca la dirección exacta del ocaso del sol el día de su paso por el cenit del lugar (J. Acosta:1970; I. Marquina:1975).
Todas estas son figuraciones asociadas al culto de los númenes de la lluvia y del agua, pero también al culto serpentino que evolucionará en el culto de Quetzalcoatl de las crónicas toltecas del posclásico; es decir, en Cholula, como en Teotihuacan, hay representaciones tempranas de un culto a una serpiente emplumada cuyos atributos y advocaciones desconocemos, pero cuyas características acuáticas, quizás las más antiguas, se incorporaron a Quetzalcoatl, el dios tutelar de los tolteca chichimeca que huyeron a Cholula en el siglo XII.
Los arqueólogos, por otro lado, han encontrado en Tula, la metrópoli del reino tolteca que duró entre ca. 800-950 d.C. hasta su colapso entre 1050 y 1250 d.C., la confluencia de diversas culturas que en este tiempo se transformaron en los impulsores de la expansión tolteca: tolteca chichimeca y otomíes fluyeron a la ciudad desde el norte y noreste y, entre ellos, llegaron algunos pobladores de habla náhuatl; a los nonoualcas, población dominante, Jiménez Moreno los creyó provenientes de Cholula, descendientes de teotihuacanos que vivían en Cholula y que fueron expulsados de allí por los olmeca xicalancas alrededor del siglo VII; así también encontraron una fuerte influencia huasteca que se notó en los rasgos arquitectónicos y, sobre todo, en el culto a Quetzalcoatl en su advocación como Ehécatl, dios del viento. (X. Noguez:1995). Quizás la argumentación más razonada sobre el origen de los tolteca (porque implica todo un reacomodo de interpretaciones de crónicas y fuentes coloniales, y porque pone a Cholula, lugar de origen de los olmeca xicalanca como antepasados de los tolteca, ubicando así mismo a Cholula como capital de Tamoanchan, un valle-territorio al pie de los volcanes en Puebla Tlaxcala) corresponde a Paul Kirchhoff.15
Si los olmeca xicalanca fueron los antiguos pueblos de los cuales se desprendieron los tolteca y que en menos de cien años retornaron a Cholula (como argumentó P. Kirchhoff), la HTC que cuenta de la huida al Tlachiualtepetl en el siglo XII es más comprensible. La HTC relata que los tolteca conquistan ferozmente varios pueblos antes de arribar al Tlachiualtepetl: en algunos lugares, a los pueblos que encontraron en su camino "los sacrificaron por flechamiento", a otros los "destruyeron", y en otros casos desterraron a los tlatoque gobernantes; pero en el Tlachiualtepetl los 25 calmecactlaca tepeuani (es decir conquistadores) que formaron cinco grupos de cinco hombres, más los calpolleque que llegaron después, "rogaron" a los tlatoque olmeca xicalanca "con palabras humildes" para que les permitieran vivir entre ellos.16 Es más, todo indica que una vez lograda la conquista tolteca con ayuda de los chichimeca (porque inicialmente viven allí como vasallos y sirvientes) unos tlatoque tolteca adquirieron los títulos de aquiach amapame y tlalchiach tizacozque que correspondían a los tlatoque olmeca xicalanca derrotados.17 ¿No hay en ello un reconocimiento por parte de los olmeca xicalanca de una antigua filiación, así sea únicamente con algunos calmecactlaca toltecas, quienes, aliados con otros, llegaron a esta conquista de Cholula?
Los tolteca, según dicen los Anales de Cuauhtitlan, "decían que su dios los hizo y los creó de cenizas; y atribuían a Quetzalcoatl, signo 7 ecatl, el haberlos hecho y criado". ¿Indica la HTC, cuando Quetzalcoatl le muestra a Couenan el camino de huída y de retorno hacia la tierra prometida y les dice es "nuestra casa", que Cholula es el lugar del origen de los tolteca así como de todos los pueblos que se consideraron sus tributarios?
Quetzalcoatl está encarnado en muchos hombres y gobernantes de Mesoamérica y en muchas deidades patronales de diversos pueblos migrantes; por medio de varias crónicas y tradiciones se le ubica, también, simultáneamente, en múltiples lugares. Él fue un dios primigenio del origen del mundo y de los pueblos en la religiosidad mesoamericana y sus múltiples atributos son aportaciones de culturas del sur y del norte a lo largo de muchos siglos; en el postclásico tolteca, en Tula, el dios serpentino se mostró con dos advocaciones principales: como Ehécatl, la deidad del viento y de la fertilidad agrícola y como Tlahuizcalpantecuhtli, "señor del lugar de la casa de Venus como estrella matutina". Los tolteca retornaron a Cholula con Quetzalcoatl-Ehécatl, el barrendero del viento, como su deidad patronal, según la crónica de fray Diego Durán. Quetzalcoatl, como deidad representada en la estrella matutina era blanco como la primera luz del día, pero como estrella vespertina llevaba en la mano una espina de sacrificio ensangrentada, se escondía en la oscuridad y vivía en las tinieblas, porque era un dios que huía del sol.
¿"Lugar de los que huyeron" no podría entonces ser una referencia no sólo al pueblo disperso de Quetzalcoatl que, con los tolteca, en el siglo XII, retornó al sitio primigenio del dios, sino el sitio mismo donde el dios los creó de las cenizas? Si es así, al nombre de la ciudad, Cholula, como "lugar de los que huyen", el dios tutelar Quetzalcoatl de los que "huyen", introduce con su nombre una historia más antigua y posiblemente una referencia a un origen mítico para la ciudad. Y además, la otra significación de su nombre, "lugar donde corre el agua", adquiere también un sentido cabal.
Antes de proceder, una advertencia: todo lo que aquí argumento de la historia cholulteca en el siglo XII, y que posiblemente explica en parte el nombre de la ciudad, ocurrió presumiblemente así. Es decir, como lo cuenta la HTC, cotejada con las crónicas de Sahagún, de Diego de Durán, de Torquemada, con los Anales de Cuauhtitlan, con los documentos de Cuauhtinchan, hasta las lecturas de investigadores y arqueólogos actuales. Estas lecturas nos permiten algún entendimiento (así sea parcial) del fin de Tula y la migración tolteca chichimeca a Cholula, pero nunca una certeza de que así fue. La investigación arqueológica en Cholula para este siglo XII es inexistente y contamos únicamente con documentos coloniales. Sin un estudio arqueológico completo del centro ceremonial dedicado a Quetzalcoatl en Cholula (debajo del actual convento de San Gabriel y de una parte del zócalo central) muchas lecturas de estas fuentes coloniales sobre la historia de la ciudad podrían resultar sin sustento. La excavación de Tula por parte de Jorge R. Acosta, entre 1940 y 1954, demostró no sólo la gran diferencia que existe entre la imagen idealizada de Tula en las crónicas coloniales con la realidad del sitio arqueológico, sino también la inexistencia de testimonios arqueológicos que sustenten una rivalidad entre Cé Acatl Topiltzin Quetzalcoatl y Tezcatlipoca-Huemac en la caída final del imperio tolteca; la HTC, por ejemplo, sostiene que esta rivalidad fue la que hizo huir a Cholula a los tolteca chichimeca.18
La investigación arqueológica del área del Tlachiualtepetl en Cholula, correspondiente al clásico teotihuacano, tampoco puede referirnos a los tiempos del origen de las culturas que habitaron la ciudad antes del clásico, porque Cholula es mucho más antigua que su Tlachihualtepetl y las culturas que la elevaron en gran ciudad no cuentan con crónicas ni registros escritos que den cuenta de los miles de años de asentamientos humanos y culturales preclásicos. Nuestra lectura de esta ciudad tan antigua será siempre parcial y nuestras interpretaciones sólo eso: interpretaciones. Cuando hablamos del pueblo originario del dios Quetzalcoatl no podemos referirnos tampoco a estos pueblos arcaicos, cualesquiera que hayan sido sus aportaciones al culto serpentino o pluvial del periodo clásico cholulteca. Los pueblos originados por Quetzalcoatl sólo podrían ser aquellos que desde el clásico temprano dejaron huellas de sus tributos a los dioses pluviales en la pirámide, y eso únicamente es posible si a los artefactos arqueológicos les hacemos hablar con mucha imaginación.19
"Tan dueño es el dios del pueblo y tan dueño es el pueblo del dios", decía López Austin, que los tolteca de las crónicas de la HTC, si se creyeron creados por Ehécatl-Quetzalcoatl, las circunstancias y el lugar donde originalmente nacieron como pueblo sólo podrían haberles sido indicados por el mismo dios; en la memoria de los nobles y sacerdotes, quizás de un solo calmecactlaca,20 debieron resguardarse las reliquias y la tradición que en un momento de conflicto pudieran indicar el destino y el camino de retorno al lugar del dios. Ese lugar del origen, además, debió ser idealizado por ellos como una tierra paradisiaca, una tierra prometida: Couenan "cuando miró, vio que era un lugar muy bueno y perfecto donde estaba el pueblo y que los habitantes, los tlatoque Tlalchiach y Aquiach, eran muy ricos", dice la HTC.
Pero en la noticia que nos da la HTC de los envoltorios sagrados, tlaquimilolli, que los tlamacazqui Couenan y su complemento nonoualca Atecatl llevan consigo (y que son de Quetzalcoatl), tenemos también una indicación de que se trata de un pueblo que retorna al lugar de origen, pero también al lugar que pertenece a su dios tutelar. El Códice Vaticano Latino, lámina XIV, por otro lado, recoge posiblemente de otra tradición más antigua, que los cholultecas recibieron directamente del cielo la reliquia de su dios creador y en la forma de un chalchihuite (una piedra de jade) que descendió del cielo sobre la pirámide. Ese chalchihuite cayó sobre la misma pirámide que los tolteca ya encontraron construida por ¿sus antepasados? o por ¿pueblos que ellos reclamaron como sus antepasados? Y ese chalchihuite posiblemente indica que el Tlachiualtepetl era el cerro de Quetzalcoatl.
Según el mito, Quetzalcoatl nació de una madre, Chimalman, quien quedó embarazada cuando se tragó un chalchihuite. Se amalgaman, entonces, en su figura, el dios del sol naciente con una deidad de la lluvia y del agua (E.Seler: 1963). Otra crónica, posiblemente de tradición posterior, indica que Chimalman "barrió la casa" y tan luego como la barrió concibió a Quetzalcoatl que "dicen es el dios del viento..." (Códice Vaticano "A"). El dios Nauihehecatl o Nahui Ehécatl, una advocación de Tlaloc, dios de los cuatro vientos, combina perfectamente atributos del dios Quetzalcoatl (el sombrero cónico, el ornamento de pluma en la nuca, la orejera torcida y la boca roja) con atributos del Tlaloc: en su mano está el hacha de cobre que representa los rayos y una serpiente.
En su advocación tardía como Quetzalcoatl-Ehécatl, en Cholula, el dios de los tolteca es ya el viento que barre caminos para que entren en el mundo los dioses de la lluvia (según contó fray Bernardino de Sahagún). E. Seler fue quien señaló que Quetzalcoatl "[...] en este numen el dios de la lluvia se fundía con el mago de la lluvia" y aseguraba así a los pueblos mesoamericanos la vegetación y la vida sobre la tierra. Seler creyó que a esta figura primigenia y más antigua se le incorporaron los atributos tardíos característicos del Quetzalcoatl-Ehécatl tolteca.
Por diversas crónicas sabemos también que los dioses patrones habitaban los cerros o se transformaban en cerros. Las pirámides fueron su réplica. Los mexicas tuvieron un cerro para su dios patrono, el cerro del Zacate o Zacatépetl, ¿pudo ser el Tlachiualteptl el cerro de/y Quetzalcoatl en las creencias de los tolteca? Tenemos noticias de que todos los sacerdotes gobernantes, tlatoque de diversos señoríos de una vasta región en el valle de Puebla Tlaxcala, acudían a Cholula para ser consagrados, y a sus templos para llevar ofrendas.21 La crónica de Rojas, por otro lado, explica que, en la pirámide, los cholultecas adoraban al dios Chiconauhquiauitl. Kirchoff fue el que aclaró este misterio:
[...] en Cholula Quetzalcoatl era el dios que mantuvo una estrecha relación con Tlaloc. El templo de Tlaloc en Cholula estaba dedicado a él por su nombre calendárico -9 lluvia (Chiconauhquiauitl). El dios que los indios decían barría el camino para que llegase la lluvia los cholultecas lo conocían bajo el nombre calendárico -9 viento (Ehécatl-Qutezalcoátl).

¿Sobre el Tlachiualtepetl se rendía culto, uno al lado del otro, al numen de la lluvia y al del viento? Por varias crónicas coloniales sabemos que el Tlachiualtepetl estaba casi abandonado cuando llegaron los españoles a la conquista de Cholula en 1519.
El centro ceremonial tardío que conocieron los españoles y cuya pirámide majestuosa estaba dedicada a Quetzalcoatl (su culto nos lo describió fray Diego Durán) la destruyeron los franciscanos para construir en su lugar el Convento de San Gabriel. Todo este "nuevo" espacio ceremonial abarcó el corazón del calmecactlaca de los nobles de Tianquisnauac al noreste del Tlachiualtepetl. No conocemos sus atributos arqueológicos ni podemos tener fechas tentativas de su construcción. Las investigaciones arqueológicas, sin embargo, demuestran que sobre el Tlachiualtepetl, incluso en el periodo colonial, continuaron las ofrendas y existen enterramientos de sacrificios; se construyeron también algunos palacios y altares que fueron destruidos por los españoles.22 Pero para el posclásico tardío, la vida religiosa y el gobierno del viejo altépetl cholulteca se había ya trasladado a un espacio ceremonial que ocupa el actual centro de la ciudad. Sin embargo, del "nuevo" templo de Quetzalcoatl en Tianquiznauac, al noreste del Tlachiualtepetl, no tenemos sino crónicas coloniales que lo describan. López de Gómara dice que los cholultecas quisieron que esta pirámide de Quetzalcoatl imitara al volcán Popocatepetl. Por otro lado tenemos, en el Códice Vaticano "A", la figura de Nahui Ehécatl, esa perfecta unión entre Tlaloc y Quetzalcoatl, que está dibujado, de pie, sobre una montaña que humea.23 La pirámide destruida para crear el convento de San Gabriel ¿le estuvo dedicada a Nahui Ehécatl?
Algo complejo y final había ocurrido para entonces en Cholula en torno al culto de su dios patrono y originario Quetzalcoatl: desde los tiempos del preclásico y clásico temprano, cuando era un dios telúrico asociado a los númenes pluviales, para el clásico tardío y posclásico, según estiman algunos, Quetzalcoatl unido al dios Tezcatlipoca, se había convertido en un numen celeste y astral.24
Cholula, guardiana de una antigua tradición, le guardó a Quetzalcoatl, quizás, su sitio original y conservó sus atributos pluviales sobre el Tlachiualtepetl hasta el momento en que llegaron los españoles a la conquista de la ciudad. Esto es lo único que explica el hecho de que fray Juan de Torquemada (1590) haya podido referir uno de los actos más desesperados posibles, ante una eminente catástrofe, que el pueblo de Quetzalcoatl, los cholultecas, intentaron en vano advertir:

Tenían de tiempos muy atrasados estos cholultecas, creído el poder, y valor de su Gran Dios Quetzalcohuatl, y decían, que cuando se desollaba, u descostraba alguna parte de su encalado de su Templo, manaba por aquella parte agua, y todas las veces que acontecía algo de esto, creiendo ser verdad lo que los viejos decían, y por no anegarse, mataban luego niños de dos, o tres años, y mezclada la sangre de ellos, con Cal, hacían lodo, a manera de culaque, y tapaban con el, aquel descostramiento. Estaban, pues, en este engaño, dixeron los cholultecas, que en nada temían a los tlaxcaltecas ni a los dioses blancos porque quando se viesen apretados, y acometidos, descostrarían las paredes y desporrillarían todo lo encaladao, por donde manasen fuentes, con que los anegarían.

Ésta es, quizás, la historia, de agua y huida, resguardada en el nombre Tollan Cholollan Tlachiualteptl que tiene esta sagrada y antigua ciudad.

NOTAS

1 Véase esta lista de nombres que presumiblemente se refieren a alguna particularidad de la ciudad listados o son topónimos del territorio que ocupaban los calmecactlaca o los calpulleque en Cholula: estos nombres listados se encuentran en el Cuadro no. 4 de la edición preparada y anotada de la HTC por Paul Kirchoff, Lina Odena Güemes y Luis Reyes García. CISINAH, INAH-SEP, CIESAS, 1989. Me referiré a esta edición como HTC.
2 "[...] la palabra toltecatl se deriva [...] de Tolan [...] (que) significa a su vez lugar de tules o tular pero [...] eso significa metrópoli [...] Tolan-Teotihuacan [...] Tolan Cholollan [...] Tolan Chiocotitlán [...] Tolán México [...] este nombre tolteca fue aplicado a habitantes de cualesquiera de estas Tulas prehispánicas [...]" Wigberto Jiménez Moreno, "Los Toltecas y Olmecas Históricos"; Revista Mexicana de Estudios Antropológicos. México.1941.
3 Citado por Francisco de la Maza, Cholula y sus Iglesias; México Imprenta Universitaria. 1959.
4 Lo cita Cayetano Reyes, Altepetl Ciudad Indígena Cholula en el Siglo XVI. Tesis. UNAM. 1976.
5 Fray Bernardino de Sahagún; Historia General..., Alianza,1995, p. 494.
6 HTC, p. 142. Según W. Jiménez Moreno, 1 técpal equivale a 1292. Según Paul Kirchoff la fecha puede ser 1116.
7 Ésta en sí misma tiene una historia y una pesquisa inconclusa. Véase Paul Kirchoff (1955), W. Jiménez Moreno (1941) y Alfredo López Austin, quien resume las posiciones divergentes en torno a la caída de Tula en: Hombre Dios. UNAM.1989, pp. 31-42. Xavier Noguez, "La zona del altiplano central en el Posclásico: la etapa tolteca" en Historia Antigua de México. INAH.1995. pp.189-224 actualiza toda la información.
8 L. Reyes, L.Odena Güemes: "La Zona del Altiplano Central..." en Historia Antigua de México, III, INAH, 1995.
9 Véase nota 11. HTC, p. 135. Sahagún, op. cit. p. 123-229
10 HTC, p.135
11 Realizada por Konrad Theodor Preuss y Ernst Mengin y posteriormente traducida al español por Herman Trimborn en 1940.
12 Ver la nota 15, p. 136 y las notas 4 y 5, p. 143. HTC.
13 HTC; p. 143.
14 Véase nota 13, p. 144. HTC.
15 No me puedo detener para describir la tesis, radicalmente opuesta a Jiménez Moreno y Piña Chan por ejemplo, que razona Paul Kirchoff sobre estos dos periodos del pasado mesoamericano. Lamento que su trabajo Cholula: la Sagrada Ciudad Comercial, de 1967, está aún inédito (existe una traducción en mi poder realizada por Madela Bada) y el otro "El Valle Poblano Tlaxcalteca" publicado por el Museo Nacional de Antropología en marzo de 1967, sea de tan difícil acceso. Toda la obra de Paul Kirchoff sobre Cholula todavía aguarda una edición anotada y accesible a los estudiosos de esta ciudad.
16 HTC, p. 149.
17 HTC, p. 146. Véase nota 1.
18 Jorge R. Acosta; "Datos Arqueológicos de Tula..." en Antología de Teotihuacan a los Aztecas. Fuentes e Interpretaciones. UNAM.1995. p. 86-107.
19 "[...] al referirse por su origen (de Cholula) la relacionan siempre sobre la base del surgimiento de Teotihuacan, sin analizar la situación social anterior a estas grandes "ciudades" y por lo tanto cayendo en falsas interpretaciones.." Ángel García Cook, Leonor Merino Carrión, "Condiciones existentes en la región Poblano Tlaxcalteca al surgimiento de Cholula". Notas Mesoamericanas no. 10 UDLA.
20 En Cholula la unidad originaria entre el dios creador y el grupo étnico pareciera que se conservó únicamente en un calpulli. La HTC indica que únicamente de la casa señorial de los tianquiznuac provenían los nobles y los sacerdotes de Quetzalcoatl en Cholula. En sus linderos se construyó también el templo al dios y según Gabriel de Rojas únicamente entre ellos se escogía, todavía en el Siglo XVI, al Aquiach y Tlachiach, que gobernaban la ciudad. (P. Carrasco: 1971).
21 Luis Reyes García. Cuauhtinchan del Siglo XII al XVI. FCE.Ciesas. 1988. p. 81-82.
22 Sergio Suárez y Silvia Martínez; Monografía de Cholula, Puebla. Ayuntamiento de Cholula. 1993. Éste es un buen resumen de los datos derivados de las investigaciones arqueológicas del Tlachihualtepetl.
23 Citado por A. López Austin; Tamonachan y Tlalocan. Pág.171. Ver el Códice Vaticano "A" (Libro explicativo) FCE, p. 135.
24 Véase A. López Austin, Tamoanchan y Tlalocan, op. cit. p. 81.

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