jueves, 29 de octubre de 2009

EL CALPULLI, POR IGNACIO ROMERO VARGAS

El Calpuli de Anáhuac
BASE DE NUESTRA ORGANIZACIÓN POLITICA

POR EL
DR. IGNACIO ROMEROVARGAS YTURBIDE
MEXICO – TENOCHTITLAN
1959




A nadie escapa la importancia que reviste en nuestra historia la institución política del calpulli creada por los antiguos pueblos de Anáhuac, la cual, a pesar de los cuatrocientos años que han pasado desde que los invadieron los españoles, subsiste en nuestro territorio en forma latente aunque nuestras legislaciones no la hayan reconocido explícitamente.

Cuna que fue de nuestra vida político – social, el calpulli, no sólo es importante desde el punto de vista histórico, como simple recuerdo, sino que cobra toda su actualidad y todo su valor porque en su propia estructura se encuentran las bases poderosas de un orden de justicia digno de ser considerado con atención, pues implica en si los fundamentos de un régimen de gran adelanto social al que muchos pueblos del mundo aspiran aún en la actualidad sin poder lograrlo.

Con razón los habitantes de Anáhuac pueden sentirse orgullosos de que dicha organización naciera en su patria y que sus antepasados se hayan adelantado con muchos siglos a las demás naciones del Universo en materia político – social.

Donde verdaderamente se desarrolla la vida política de un pueblo, fuera de la familia, es en la comunidad local que actualmente llamamos municipio y que los habitantes de Anáhuac llamaron calpuli; pero éste difiere de aquél en múltiples aspectos, especialmente en su régimen administrativo y gubernativo, por lo que a continuación señalaremos sus principales características, perfectamente compatibles con la vida moderna de los pueblos más avanzados de la tierra, pero especialmente del nuestro
Caracteres del calpuli
Las características propias del calpulli son las siguientes:
1.- Autonomía. El calpulli era esencialmente autónomo, o sea que su gobierno dictaba sus particulares normas basadas en las costumbres locales, con independencia de los demás calpullis, pero siempre de acuerdo con los lineamientos generales que establecía la legislación regional y federal del Estado.

2.- Autarquía. El calpulli poseía un gobierno propio emanado de sus miembros conforme a las normas particulares establecidas en cada calpulli.

3.- Autosuficiencia. O sea que el calpulli podía bastarse a si mismo con sus propios recursos económicos ya fuera agrícola o industrial y humanos, con su personal particular

4.- Territorialidad, porque para poder llenar sus funciones el calpulli necesitaba poseer en propiedad soberana una fracción del territorio rural o urbana

5.-Federalidad, pues formaba parte activa de una unión regional que lo incorporaba a la gran entidad del estado, por lo que tenía también dos representantes ante el gobierno federal del Estado.



Régimen de gobierno

Toda determinación concerniente al gobierno del calpulli era tomada en asamblea, ya sea general o del consejo del mismo, presidida por dos jefes: el administrador y el ejecutor.

El administrador iniciaba la asamblea exponiendo los motivos de la misma y los problemas o casos que debían resolverse. Seguía la discusión entre los miembros exponiendo cada cual sus puntos de vista por eliminación de problemas hasta llegar a un acuerdo.

El ejecutor terminaba tomando la decisión final que interpretaba la voluntad de la asamblea en relación con las costumbres tradicionales.
Aceptada la determinación por la asamblea, el ejecutor tomaba las medidas necesarias para hacer efectivo su cumplimiento inmediato.

Había dos Asambleas Generales
Una de hombres y otra de mujeres constituidas por todos los miembros del calpulli mayores de dieciocho años.
Estas asambleas eran independientes una de otra, regían acerca de lo concerniente a sus respectivos miembros, aunque se comunicaban sus respectivas determinaciones para conservación del orden y armonía en el calpulli.
Estas asambleas se reunían cada año en un día de fiesta señalado o en caso extraordinario, por convocatoria especial del consejo de gobierno.
En dichas Asambleas Generales se trataba fundamentalmente de la elección de funcionarios o de la resolución de problemas de interés general, entrega de parcelas, etc.
El consejo del calpulli.
El órgano ordinario de gobierno del calpulli era el consejo de prudentes, quien fungía como autoridad permanente y tomaba a su cargo toda resolución. Dicho consejo era también encabezado por los jefes antes mencionados y operaban del mismo modo que como se ha dicho anteriormente acerca de la Asamblea General.
La elección y remoción anual de consejeros nunca se hacía por mayor número de una tercera parte del total de consejeros, quienes podían ser reelectos. El consejero del calpulli determinaba quiénes debían ser substituidos por los recién electos, tomando en consideración para ello la capacidad y eficacia de cada uno de sus miembros.

Funcionarios del calpulli.
El administrador:
Tenía a su cargo el régimen de bienes del calpulli en su parte administrativa: distribución de bienes, vigilancia del orden y justicia, el cuidado de lo recaudado por concepto contribuciones, los almacenes, la cárcel; hacer el estudio de los problemas de bastos, saneamiento y obras públicas; recibir las quejas del público, etc.
El ejecutor
Realizaba las órdenes del consejo, entre otras cosas se ocupaba del cobro de contribuciones que debía entregar al administrador, disponer el modo de realizar las faenas públicas, ordenar las aprehensiones,
ejecutar las sentencias judiciales, dirigir la ejecución de las obras públicas y encabezar la fuerza armada local en caso de guerra, etc.
Igualmente eran electos por la Asamblea los dos representantes del calpuli ante la asamblea de la región.
Cada calpulli elegía cada año a dos jueces, generalmente hombres experimentados de conducta intachable; cada cual tenía un ejecutor de órdenes. Los jueces recibían con regularidad a los vigilantes de familias para enterarse de la situación que prevalecía en la población, no sólo solo el conservar el buen orden y armonía que debía prevalecer entre las familias , prevenir y evitar la comisión de delitos, sino también el informarse de la situación económica de las mismas y proveer lo necesario con el objeto de evitar el desequilibrio económico, reprimir la vagancia, la ociosidad o los vicios del estado de irresponsabilidad de algunos miembros del calpulli con respecto a las obligaciones familiares.
Los demás funcionarios del calpulli eran nombrados por el consejo del mismo de acuerdo con las circunstancias particulares del caso. Estos podían ser: los ejecutores o alguaciles, el almacenistas o tesorero, los escribanos, el registrador, los dos jefes de maestros y de maestras encargados de la educación, los médicos que atendían la clínica y a los enfermos, los artistas a quienes se confiaba el ornato de los lugares públicos; finalmente, un grupo de sabios, prudentes o ancianos era el encargado de enseñar a la población, ya en las escuelas o en actos públicos del capulí.
Todos los miembros del calpulli tenían la obligación de contribuir al desarrollo del mismo en la forma determinada por la autoridad de acuerdo con las circunstancias particulares de cada familia o individuo; a la vez el calpulli debía proveer lo necesario para que sus miembros tuvieran un modo honesto de vivir mediante la justa distribución de bienes y beneficios de acuerdo con las necesidades de cada quien.

Los cargos públicos podían declinarse antes de tomar posesión de ellos y en forma justificada, pero no una vez aceptados. Los funcionarios podían ser destituidos por justa causa mediante resolución tomada por el Consejo o por la Asamblea General del calpulli en su caso.
Los trabajos públicos se ejecutaban en orden rotativo; estaban exentos de los mismos quienes tuviesen cargo que les impidiese dicha labor o los que por circunstancias especiales fuesen declarados exentos: enfermedad, etc.
Cada calpulli tenía a su cargo tanto la educación de todos sus miembros como el cuidado de los enfermos y la ejecución de las obras públicas de necesidad local.
Los jóvenes mejor dotados eran enviados a su perfeccionamiento a los centros técnicos y de estudio de la región o del Estado.

Régimen de propiedad del calpulli.
Los bienes inmuebles eran propiedad del calpulli; por consiguiente los miembros del mismo tenían preferencia en el goce de sus bienes, al menos que fuesen de utilidad general del Estado y estuviesen cargo de éste, como ciertas grandes empresas, obras de utilidad general, etc.
Cada jefe de familia tenía derecho a tener su casa o a edificarla adecuad a sus necesidades, los vecinos en tal caso colaboraban en su construcción de acuerdo con las disposiciones del consejo de prudentes.
Las joyas y bienes muebles eran propiedad de quienes los poseyeran por legítima adquisición, así como el operativo era dueño de las obras que ejecutara y el trabajador del producto de su trabajo.
La construcción de casas y edificios estaba sujeta a reglamentación y aprobación del Consejo de Gobierno para evitar la anarquía o el desequilibrio social y económico.
Como se desprende de lo anteriormente escrito, la propiedad de las tierras cultivables era del calpulli, quien lotificaba parte de ellas par sustento de cada una de las familias que lo constituían. El resto de dicha tierra era de utilidad colectiva, cultivadas y aprovechadas por el calpulli. Las tierras de los funcionarios eran también objeto de cultivo por el servicio comunal.
La contribución se tasaba por medio de un pacto especial entre el calpulli y el gobierno regional tomando en cuenta el monto del pacto que l región tuviese con el Estado Federal y atendida la capacidad económica del calpulli con respecto los demás de la región. La aportación por concepto de contribución era en trabajo humano para el servicio del Estado o en bienes que actualmente se traducirían en dinero.
Las diferentes clases de calpullis.
Había tres clases de calpullis:
1.- El calpulli rural, de tipo agrícola, que fundamentalmente vivía de la agricultura y ahora sería también de la cría de ganado; consistía en la agrupación política de familias dispersas en el territorio con el fin de ocuparlo todo, cuyas casas se encontraban unidas por veredas a un centro de carácter ceremonial, político y económico donde estaba el asiento del gobierno. En este centro llamado calpulco, lugar del calpulli, estaban: l casa de gobierno, el centro ceremonial del pueblo, el mercado, los almacenes, el juzgado, la cárcel, el registro público, las escuelas, la clínica y un asilo de desamparados.
2.- El calpulli urbano, de tipo industrial o gremial, en que a manera de nuestros barrios, vivían en casas agrupadas, unidas por calles o canales, cuyas industrias unidas, trabajaban en forma cooperativa o gremial; sus jefes formaban parte del consejo del calpulli y siempre estaban en relación con otro calpulli de pochtecas o comerciantes para la distribución de sus productos. He aquí porque prevalece en México hasta la fecha l tendencia de agrupa en un calle o barrio a los comerciantes o productores de una misma industria, contrariamente a la costumbre europea de establecer zonas de protección comercial a sus establecimientos.
Estos calpullis estaban organizados de acuerdo con los lineamentos generales de los anteriores; pero se regían por normas adecuadas a sus necesidades y circunstancias particulares de su natural desarrollo.
3.- El calpulli mixto, era aquél que aunque estaba en gran parte concentrado en el barrio de una ciudad, poseía tierras y practicaba diversas industrias agremiadas y unidas políticamente.
Estos calpullis regidos por leyes adecuadas a su propia naturaleza, estaban organizados políticamente en forma similar a los anteriores tomando de unos y otros las normas propias a su desarrollo.
Excelencias del calpulli.
Por sus propias excelencias y vitalidad, a pesar de todas las vicisitudes que ha sufrido, ya por incomprensión de los malinchistas o por deseos de destrucción de los europeizantes, el calpulli ha demostrado en nuestra vida política a través de la historia el poder de sus virtudes sobreviviendo hasta nuestros días, y es porque en si es una institución extraordinaria, verdadero baluarte de las libertades del pueblo y constituye el medio indispensable del desarrollo de la vida política y económica de Anáhuac
Muchas son las razones que determinaron la superioridad del calpulli sobre lo que determinaron la superioridad del calpulli sobre lo que hemos llamado “municipio”.
Por una parte responde el calpulli al desarrollo natural de la organización y de la vida de nuestro pueblo, en tanto que el municipio obedece a un transplante de una institución extranjera impuesta por la fuerza de las armas y como medio de destruir y de suplantar las instituciones existentes en Anáhuac.
Mientras el municipio tiene por base y origen un firmán o ukase arbitrario que toma por fundamento principios artificiales, tales como el amontonamiento ocasional de casas o de habitantes, el calpulli sienta sus cimientos sobre principios económicos y sociales del desarrollo del pueblo.
Mientras el calpulli sigue subsistiendo a pesar de no ser reconocido por nuestra legislación, el municipio lleva una vida raquítica y azarosa a pesar de la determinación legal de su existencia.
El calpulli se organizó sobre la base a la vez democrática porque es oriundo del pueblo, social y aristocrática en cuanto que es él, el grupo selecto, el que gobierna como una autoridad, en tanto que el municipio impuesto por los invasores españoles puso el acento sobre el gobierno de un “presidente municipal”, prestándose a la formación de tiranillos aprovechados, verdaderos caciques, que también de invención española, que equivocadamente se dice que son de origen indígena.
La ventaja del sistema de gobierno del calpulli es evidente, pues bien se sabe que es fácil que un jefe audaz y ladrón llegue a apoderarse del poder público y usarlo a beneficio y provecho propio como acontece a menudo en nuestros municipios; pero es difícil encontrar un grupo constituido en asamblea en el que todos sus miembros quieran tiranizar al pueblo y robarlo.
La variedad infinita de aspectos y modalidades que puede adoptar la forma del calpulli, adaptable a todas las circunstancias que se pueden presentar en la práctica, debido sus características al principio señaladas, lo torna en todos los sentidos superior al municipio, por el carácter rígido que a éste le imprime la ley además de no ser producto espontáneo del pueblo, sino que fue objeto de importación impuesta por la fuerza por los invasores españoles aunque adoptada por ignorancia en nuestras constituciones.
El esfuerzo común, el bienestar económico y moral, la educación y el desarrollo de la vida del pueblo son los fundamentos del calpulli, en tanto que los del municipio, reliquia de anhelos medievales, son los intereses particulares muchas veces encontrados, por lo que su vida artificial se ve siempre sujeta a movimientos demagógicos provocados por los compradores de votos y usurpadores audaces del poder público, quienes en la jerga popular son llamados “políticos”, los que en la mayoría de los casos son seres advenedizos y los más deleznables de la sociedad, aunque suelen ser muy hábiles en lucrar en provecho propio.
El ejido español, verdadera tierra de nadie de la que todos sus miembros podían a su modo gozar, en ninguna manera corresponde al concepto que los anahuacas tenían acerca del calpulali, tierra comunal del calpulli, la que en realidad era de todos y en la que todos debían participar con su trabajo para beneficio de todos y de cada uno de sus miembros. Tal matiz que diferencia a dichas instituciones de modo fundamental es uno de tantos aspectos que han determinado el fracaso de nuestro actual sistema agrario, matiz que nuestros legisladores no pudieron aquilatar por el afán malinchista de querer siempre imitar lo ajeno sin querer investigar, porque no aprecian lo nuestro.
En todos sentidos nuestro calpulli responde a necesidades de humana convivencia en tanto que las instituciones importadas de otros países se deben a cuadros formados de antemano por una lógica extraña a lo nuestro, artificiales y teóricos, o l menos son producto de circunstancias diferentes a las nuestras, por lo que son impuestos a nuestra realidad por un deseo poco justificado de imitar lo ajeno, sistema condenado a tener poco éxito en la práctica por no ser fruto de l vida y de las necesidades de la población. Tal es entre otras la razón por la que nuestra democracia sea tan sólo una ficción de democracia pues en realidad no lo es por haber sido impuesta con modalidades extrañas a lo nuestro, ya que se implanto por la fuerza de las armas primero y por la estulticia del legislador después y por no responder al desarrollo natural nuestro ni a la evolución del pueblo mismo, quien es el que debe vivir, promover y hacer florecer las instituciones.
Conclusión
Si después de más de cuatrocientos años de haber sufrido las consecuencias brutales de la invasión español no hemos podido recuperar nuestra verdadera independencia política, económica, social y sobre todo cultural, es porque en vez de estudiar lo nuestro y volver lo nuestro considerando la realidad nacional, nos hemos dedicado querer adoptar el pensamiento extranjero creado con otros propósitos y para otros fines en u n esfuerzo vano de asimilación ml digerida que solo nos puede llevar al mundo risible de la caricatura.
Es tiempo ya de abandonar espejismos y de no incubar ilusiones, preciso es volver a recuperarnos nosotros mismos, retornemos a ser lo que somos sin temor a la verdad, dejemos a un lado el convencionalismo vano que consiste en creer que mucho alcanzaremos fingiendo ser lo que no somos. La única forma de progresar es reconocer la realidad y seguirla con valor.
Sólo pretenden rechazar su propio ser los descastados y los que menosprecian su propia naturaleza, los que traicionan, los serviles. Para progresar se requiere partir de una base positiva, saber lo que se es y desarrollar con esfuerzo sus propios talentos sin apartarse de sus naturales recursos y aprovechando todas las posibilidades que puedan presentarse.
Sin duda alguna será imposible sacar algo de la nada; pero felizmente no es el caso nuestro, pues en nuestros pueblos de acuerdo con nuestra realidad histórica podemos encontrar todos los elementos necesarios para realizar con ellos la metamorfosis más extraordinaria que pudiera anhelar toda nación sin apartarnos de nuestro propios designios.
Para ello necesitamos reestructurar nuestra organización política tomando como fundamento los principios que nos legaron nuestros padres, los primeros habitantes de Anáhuac, conformándolos a las necesidades que requiere el actual desarrollo de nuestro pueblo, pero siempre con su anuencia o sea tomando en cuenta su propio sentir, su idiosincrasia, para exaltar y sublimar nuestros propios valores y luchar dentro de este programa con denuedo hasta lograr ocupar el puesto delantero que nos corresponde en el campo de la cultura y en el consorcio de las naciones.
Solo mediante el esfuerzo de toda la población realizando en el calpulli es como se podrá lograr el orden, la educación de todo el pueblo y la supresión de los hambreadores y detentadores injustos de la riqueza del país.
No hay que olvidar que pertenecemos a un pueblo viejo y sabio a quien por ignorancia hemos impuesto el castigo de ingresar a la escuela primaria de Europa. Por sabido se calla que allí no logrará provecho alguno porque su destino es otro por sus designios en la historia de este mundo.
El calpulli es la institución que ofrece mayores garantías de vida para los pueblos de Anáhuac; su forma de gobierno dirigido por un consejo de prudentes con dos autoridades al frente, presenta el mejor modo de acabar con los cacicazgos oriundos de España, con sus métodos de cohecho y de abuso de autoridad; su vez el régimen de bienes del calpulli libera al país de la lacra social del enriquecimiento desmedido de los acaparadores y hambreadores del pueblo a que se ha hecho alusión con anterioridad.
De la adopción del calpulli para nosotros depende la implantación de un verdadero régimen de justicia social y de seguridad nacional. Por lo que, sin temor podemos proclamar que así como el grito agrario fue el de “TIERRA Y LIBERTAD”, el nuestro debe ser ahora “AL CALPULLI”. SI antaño se estableció el principio de que “la tierra debe ser de quien la trabaja”, ahora nos corresponde determinar que “la propiedad del calpulli debe pertenecer a sus miembros”. Si en aquel entonces sólo se pretendía combatir el latifundio rural, en la actualidad se impone con evidencia la necesidad de destruir además el latifundismo urbano de los acaparadores y el latifundismo industrial de los monopolios, verdaderos asesinos del pueblo.
Volver a los lineamientos del calpulli es volver a la democracia, el resurgimiento de Anáhuac ante el Universo.
Unámonos los anahuacas clamando:
“¡TIAHUI, TIAHUI ¡”
¡ADELANTE¡ ¡ ADELANTE¡
Es la voz del progreso y de la patria.
México, D F., Noviembre de 1959.
Dr. Ignacio Romerovargas Y.

LA CIUDAD SAGRADA DE CHOLULA



Cholula: ¿Qué hay en un nombre?

Anamaría Ashwell


La Historia tolteca chichimeca, escrita entre 1547 y 1560, dio una veintena de nombres para Cholula.1 Tres nombres, Tullan Cholullam Tlachiualtepetl, estaban en uso, o conservados en la memoria cercana, en 1581, cuando Gabriel de Rojas escribió su relación de Cholula. Tullan, hoy sabemos, alude a la historia tolteca y de Tula e indica que se trata de una metrópolis; éste fue un nombre que se le adjudicó a diversas ciudades de las culturas seminales mesomericanas.2
Tlachiualtepetl quiere decir "cerro hecho a mano" o "montaña construida", y es una referencia precisa a la base piramidal ubicada en la ciudad y cuya estructura más antigua los arqueólogos datan en el Preclásico Superior -200 a 100 años a. C. (F. Müller: 1973; E. Noguera: 1937; I. Marquina: 1970).
Los significados de Cholullam como lo escribió Rojas, o Cholollan como se escribe en la HTC, o Churultecatl como mal escribe en sus Cartas de relación Hernán Cortés, han sido varios.
Ángel María Garibay derivó Cholollan de chololli y escribió que significa "fugitivo, del verbo huir [...] o sea lugar de los que huyeron o, lugar a donde huyeron".3 Pérez Guzmán a mediados del siglo XIX4 dedujo que Cholollan deriva de una antigua palabra mexicana que quiere decir "lugar donde corre el agua o agua que corre". El glifo que indica a Cholollan en el mapa de Cholula de 1581, atribuido a Gabriel de Rojas muestra, efectivamente, un río fluyendo, y el glifo de la HTC que indica el lugar del Tlachiualtepetl es de una rana o sapo montado sobre un cerro florido debajo del cual fluyen o emanan dos ríos. Sin embargo, el glifo de Cholollan, según el padre fray Diego Durán (1570), consistía en "un pie sobre un cerro, para indicar la marcha del sacerdote Quetzalcoatl emprendida desde Cholula" y Fray Bernardino de Sahagún (1569) ofrece otra imagen de una huida para la ciudad cuando escribió "los que desta ciudad huyeron (Tula) edificaron otra muy próspera ciudad que se llama Cholula, a la cual por su nobleza, edificios y grandeza, los españoles, en viéndola, la pusieron nombre: Roma".5
Cholula, como es conocida la ciudad actualmente, tiene entonces en su nombre una alusión al agua y a la huida. Y ambos significados de su nombre, sin contradecirse, posiblemente resumen no sólo su condición de ciudad sagrada sino la larga zaga de su historia civilizadora entre los pueblos mesoamericanos.
Los nombres Tollan Cholollan podrían indicar que Cholula fue el lugar al cual huyeron los toltecas después de la caída de Tula, entre 1125 y 1156; esta zaga migratoria, militar y religiosa, se describe en la HTC donde se lee que "[...] en el año 1 tecpal llegaron los toltecas a Tlachiualtepetl".6
Las migraciones, primero de los nonohualca chichimeca y después de los tolteca chichimeca, desde Tollan, pertenecen al momento del abandono de la metrópoli y de la caída del imperio tolteca,7 pero también a un momento (entre varios) cuando Cholula resurge en su larga historia. Si el nombre de Cholula alude a esta huida entonces nos ubicamos en un periodo histórico muy reciente de la ciudad: en el siglo XII; en tiempos cuando los tolteca chichimeca (entre cuyos pueblos vinieron algunos de habla náhuatl) arribaron a un territorio habitado ya con mucha anterioridad y en el cual se encontraron a los olmeca xicalancas, con sus tlatoque Tlalchiach Tizacozque y Aquiach Amapame, más ocho otros, gobernando la ciudad.8
La zaga de esta migración y conquista de Cholula en el siglo XII, según se cuenta en la HTC, es producto de los conflictos políticos por el poder en Tula, pero este documento también sugiere que la migración tolteca chichimeca a Cholula, si bien fue una huida también, en su dimensión religiosa fue un retorno a una tierra prometida: a un suelo antiguo y sagrado al cual se accede únicamente por instrucciones de un dios primigenio.
La HTC cuenta que los señoríos tolteca chichimeca llegaron al Tlachiualtepetl guiados por el tlamacazqui Couenan. Es importante notar que Couenan no tiene rango de señor, de tlatouani, de alguno de los pueblos que componen el mundo tolteca chichimeca en emigración (éstos están nombrados con precisión en la HTC), sino que es un sacerdote con jerarquía precisa: eso lo indica el término tlamacazqui que antecede a su nombre.9 La primera emigración de Tollan, de los nonoualca de Tollan, los "complementos" de los tolteca chichimeca, fue guiada por un tlamacazqui llamado Atecatl y a él le correspondió ser portador del envoltorio sagrado, la espina y la vara, que le daba el atributo de ser mediador directo entre esos pueblos y el Ipalnemouani. Atecatl llevó consigo las pertenencias sagradas "toda propiedad de Quetzalcoualt" dice el texto.10 Estos detalles son omitidos cuando la HTC refiere la partida de Couenan hacia el Tlachiualtepetl pero podemos asumir que su rango y sus atributos son los mismos que los del tlamacazqui nonoualca Atecatl. Cuando Couenan llega al Tlachiualtepetl la HTC dice que el sacerdote ayunó en penitencia para saber si Cholula era la tierra a la cual debía emigrar su pueblo.
En la primera traducción, de 1937, de la HTC11 se traduce que Couenan "tuvo una visión" después de su ayuno en el Tlachiualtepetl, pero se corrige como que aquí "vino a ver" en la versión de Kirchhoff, Güemes y Reyes. Pero la HTC también indica que Couenan invoca al Ipalnemouani con las palabras: "Oh Tloque! ¡Oh Nauque!".
Según Torquemada, Ipalnemouani significa al dios "por quien vivimos y somos"; la traducción de Molina de 1970 de la HTC dice que Tloque nauaque significa "cabe quien está el ser de todas las cosas, conservándolas y sustentándolas: dízese de nuestro señor dios".12 Esto nos indica que el "tlacatecolotl Quetzalcouatl" al cual invoca el tlamacazqui Couenan durante su penitencia en el Tlachiualtepetl es el dios primigenio Quetzalcoatl. Y únicamente después de este diálogo divino Couenan se encamina de regreso a Tollan para trasmitir a los tlatoque tolteca chichimeca el lugar al cual deben arribar. Las palabras que el dios Quetzalcoatl dirige a Couenan son elocuentes:

Oh Couenan, ¡oh tlamacazqui! ¡no sufras, aquí será nuestro hogar, nuestra casa! Haremos que los habitantes abandonen su pueblo, yo lo sé. No olvides nada de mis palabras, has alcanzado merced [...]13

Couenan contesta al dios diciéndole que con su pueblo "haremos frente a la llanura, a la tierra divina". La referencia es, según nos indica la traducción de Luis Reyes de la HTC, que se dirigirán a la tierra más allá de lo conocido, al sitio habitado por los dioses.14 Es decir, se encaminarán a Cholula.
¿Los toltecas, entonces, huyen de Tula pero retornan a la tierra de origen y del dios Quetzalcoatl? La HTC pareciera indicarnos que a Couenan el dios mismo le indica que Cholula es la tierra a donde se deben dirigir. Sólo Quetzalcoatl conoce el lugar a donde su pueblo puede emigrar y los tolteca chichimeca no lo pueden saber hasta que el sacerdote mediador entre hombres y dios, Couenan, recibe en un trance visionario las instrucciones del dios.
La investigación arqueológica del Tlachiualtepetl nos aporta información sobre un culto a un dios serpentino en Cholula muchos siglos antes de la llegada de los tolteca: por lo menos desde el horizonte clásico temprano (200 d.C.-350 d.C.) en Cholula hay indicaciones de que existe un culto que asocia a los númenes de la lluvia o el agua con una deidad serpentina. Al horizonte arqueológico Cholula II (200 d.C.-350 d.C) corresponden edificios que muestran cenefas decoradas con volutas trenzadas, estrellas sobre fondos negros, franjas blancas ondulantes sobre fondos negros y grecas y franjas diagonales en las cuales predominan el rojo, amarillo, ocre, azul y el negro. En un edificio se descubrió un tablero mural, pintado al fresco, que los arqueólogos interpretaron como insectos, chapulines o mariposas. Estas figuras se encuentran entrelazadas y producen no sólo un efecto trenzado sino que cuando se ven de frente, I. Marquina creyó ver representados cráneos humanos. Se trata de rostros perfectamente redondos, con decoraciones circulares, de grandes ojeras negras y fauces abiertas y dentadas. Adicionalmente, en otro edifico se descubrió un mural llamado de Los libadores o Bebedores de pulque: están representadas cien personas, de grandes tocados, orejeras y adornos pintados de azules, que se encuentran libando o bebiendo posiblemente pulque.
En el último periodo del clásico (entre 800 y 900 d.C.), antes de que la pirámide fuera abandonada, la presencia de la serpiente endiosada ya se encuentra claramente definida con relación a las representaciones más esquemáticas y abstractas en edificios de siglos anteriores. Tres estelas de piedra que delimitan el lado oriente, al poniente del gran conjunto arqueológico, tienen esculpidas cenefas ondulantes trenzadas y serpientes. La orientación de estas estelas de oriente a poniente, tomando su centro, marca la dirección exacta del ocaso del sol el día de su paso por el cenit del lugar (J. Acosta:1970; I. Marquina:1975).
Todas estas son figuraciones asociadas al culto de los númenes de la lluvia y del agua, pero también al culto serpentino que evolucionará en el culto de Quetzalcoatl de las crónicas toltecas del posclásico; es decir, en Cholula, como en Teotihuacan, hay representaciones tempranas de un culto a una serpiente emplumada cuyos atributos y advocaciones desconocemos, pero cuyas características acuáticas, quizás las más antiguas, se incorporaron a Quetzalcoatl, el dios tutelar de los tolteca chichimeca que huyeron a Cholula en el siglo XII.
Los arqueólogos, por otro lado, han encontrado en Tula, la metrópoli del reino tolteca que duró entre ca. 800-950 d.C. hasta su colapso entre 1050 y 1250 d.C., la confluencia de diversas culturas que en este tiempo se transformaron en los impulsores de la expansión tolteca: tolteca chichimeca y otomíes fluyeron a la ciudad desde el norte y noreste y, entre ellos, llegaron algunos pobladores de habla náhuatl; a los nonoualcas, población dominante, Jiménez Moreno los creyó provenientes de Cholula, descendientes de teotihuacanos que vivían en Cholula y que fueron expulsados de allí por los olmeca xicalancas alrededor del siglo VII; así también encontraron una fuerte influencia huasteca que se notó en los rasgos arquitectónicos y, sobre todo, en el culto a Quetzalcoatl en su advocación como Ehécatl, dios del viento. (X. Noguez:1995). Quizás la argumentación más razonada sobre el origen de los tolteca (porque implica todo un reacomodo de interpretaciones de crónicas y fuentes coloniales, y porque pone a Cholula, lugar de origen de los olmeca xicalanca como antepasados de los tolteca, ubicando así mismo a Cholula como capital de Tamoanchan, un valle-territorio al pie de los volcanes en Puebla Tlaxcala) corresponde a Paul Kirchhoff.15
Si los olmeca xicalanca fueron los antiguos pueblos de los cuales se desprendieron los tolteca y que en menos de cien años retornaron a Cholula (como argumentó P. Kirchhoff), la HTC que cuenta de la huida al Tlachiualtepetl en el siglo XII es más comprensible. La HTC relata que los tolteca conquistan ferozmente varios pueblos antes de arribar al Tlachiualtepetl: en algunos lugares, a los pueblos que encontraron en su camino "los sacrificaron por flechamiento", a otros los "destruyeron", y en otros casos desterraron a los tlatoque gobernantes; pero en el Tlachiualtepetl los 25 calmecactlaca tepeuani (es decir conquistadores) que formaron cinco grupos de cinco hombres, más los calpolleque que llegaron después, "rogaron" a los tlatoque olmeca xicalanca "con palabras humildes" para que les permitieran vivir entre ellos.16 Es más, todo indica que una vez lograda la conquista tolteca con ayuda de los chichimeca (porque inicialmente viven allí como vasallos y sirvientes) unos tlatoque tolteca adquirieron los títulos de aquiach amapame y tlalchiach tizacozque que correspondían a los tlatoque olmeca xicalanca derrotados.17 ¿No hay en ello un reconocimiento por parte de los olmeca xicalanca de una antigua filiación, así sea únicamente con algunos calmecactlaca toltecas, quienes, aliados con otros, llegaron a esta conquista de Cholula?
Los tolteca, según dicen los Anales de Cuauhtitlan, "decían que su dios los hizo y los creó de cenizas; y atribuían a Quetzalcoatl, signo 7 ecatl, el haberlos hecho y criado". ¿Indica la HTC, cuando Quetzalcoatl le muestra a Couenan el camino de huída y de retorno hacia la tierra prometida y les dice es "nuestra casa", que Cholula es el lugar del origen de los tolteca así como de todos los pueblos que se consideraron sus tributarios?
Quetzalcoatl está encarnado en muchos hombres y gobernantes de Mesoamérica y en muchas deidades patronales de diversos pueblos migrantes; por medio de varias crónicas y tradiciones se le ubica, también, simultáneamente, en múltiples lugares. Él fue un dios primigenio del origen del mundo y de los pueblos en la religiosidad mesoamericana y sus múltiples atributos son aportaciones de culturas del sur y del norte a lo largo de muchos siglos; en el postclásico tolteca, en Tula, el dios serpentino se mostró con dos advocaciones principales: como Ehécatl, la deidad del viento y de la fertilidad agrícola y como Tlahuizcalpantecuhtli, "señor del lugar de la casa de Venus como estrella matutina". Los tolteca retornaron a Cholula con Quetzalcoatl-Ehécatl, el barrendero del viento, como su deidad patronal, según la crónica de fray Diego Durán. Quetzalcoatl, como deidad representada en la estrella matutina era blanco como la primera luz del día, pero como estrella vespertina llevaba en la mano una espina de sacrificio ensangrentada, se escondía en la oscuridad y vivía en las tinieblas, porque era un dios que huía del sol.
¿"Lugar de los que huyeron" no podría entonces ser una referencia no sólo al pueblo disperso de Quetzalcoatl que, con los tolteca, en el siglo XII, retornó al sitio primigenio del dios, sino el sitio mismo donde el dios los creó de las cenizas? Si es así, al nombre de la ciudad, Cholula, como "lugar de los que huyen", el dios tutelar Quetzalcoatl de los que "huyen", introduce con su nombre una historia más antigua y posiblemente una referencia a un origen mítico para la ciudad. Y además, la otra significación de su nombre, "lugar donde corre el agua", adquiere también un sentido cabal.
Antes de proceder, una advertencia: todo lo que aquí argumento de la historia cholulteca en el siglo XII, y que posiblemente explica en parte el nombre de la ciudad, ocurrió presumiblemente así. Es decir, como lo cuenta la HTC, cotejada con las crónicas de Sahagún, de Diego de Durán, de Torquemada, con los Anales de Cuauhtitlan, con los documentos de Cuauhtinchan, hasta las lecturas de investigadores y arqueólogos actuales. Estas lecturas nos permiten algún entendimiento (así sea parcial) del fin de Tula y la migración tolteca chichimeca a Cholula, pero nunca una certeza de que así fue. La investigación arqueológica en Cholula para este siglo XII es inexistente y contamos únicamente con documentos coloniales. Sin un estudio arqueológico completo del centro ceremonial dedicado a Quetzalcoatl en Cholula (debajo del actual convento de San Gabriel y de una parte del zócalo central) muchas lecturas de estas fuentes coloniales sobre la historia de la ciudad podrían resultar sin sustento. La excavación de Tula por parte de Jorge R. Acosta, entre 1940 y 1954, demostró no sólo la gran diferencia que existe entre la imagen idealizada de Tula en las crónicas coloniales con la realidad del sitio arqueológico, sino también la inexistencia de testimonios arqueológicos que sustenten una rivalidad entre Cé Acatl Topiltzin Quetzalcoatl y Tezcatlipoca-Huemac en la caída final del imperio tolteca; la HTC, por ejemplo, sostiene que esta rivalidad fue la que hizo huir a Cholula a los tolteca chichimeca.18
La investigación arqueológica del área del Tlachiualtepetl en Cholula, correspondiente al clásico teotihuacano, tampoco puede referirnos a los tiempos del origen de las culturas que habitaron la ciudad antes del clásico, porque Cholula es mucho más antigua que su Tlachihualtepetl y las culturas que la elevaron en gran ciudad no cuentan con crónicas ni registros escritos que den cuenta de los miles de años de asentamientos humanos y culturales preclásicos. Nuestra lectura de esta ciudad tan antigua será siempre parcial y nuestras interpretaciones sólo eso: interpretaciones. Cuando hablamos del pueblo originario del dios Quetzalcoatl no podemos referirnos tampoco a estos pueblos arcaicos, cualesquiera que hayan sido sus aportaciones al culto serpentino o pluvial del periodo clásico cholulteca. Los pueblos originados por Quetzalcoatl sólo podrían ser aquellos que desde el clásico temprano dejaron huellas de sus tributos a los dioses pluviales en la pirámide, y eso únicamente es posible si a los artefactos arqueológicos les hacemos hablar con mucha imaginación.19
"Tan dueño es el dios del pueblo y tan dueño es el pueblo del dios", decía López Austin, que los tolteca de las crónicas de la HTC, si se creyeron creados por Ehécatl-Quetzalcoatl, las circunstancias y el lugar donde originalmente nacieron como pueblo sólo podrían haberles sido indicados por el mismo dios; en la memoria de los nobles y sacerdotes, quizás de un solo calmecactlaca,20 debieron resguardarse las reliquias y la tradición que en un momento de conflicto pudieran indicar el destino y el camino de retorno al lugar del dios. Ese lugar del origen, además, debió ser idealizado por ellos como una tierra paradisiaca, una tierra prometida: Couenan "cuando miró, vio que era un lugar muy bueno y perfecto donde estaba el pueblo y que los habitantes, los tlatoque Tlalchiach y Aquiach, eran muy ricos", dice la HTC.
Pero en la noticia que nos da la HTC de los envoltorios sagrados, tlaquimilolli, que los tlamacazqui Couenan y su complemento nonoualca Atecatl llevan consigo (y que son de Quetzalcoatl), tenemos también una indicación de que se trata de un pueblo que retorna al lugar de origen, pero también al lugar que pertenece a su dios tutelar. El Códice Vaticano Latino, lámina XIV, por otro lado, recoge posiblemente de otra tradición más antigua, que los cholultecas recibieron directamente del cielo la reliquia de su dios creador y en la forma de un chalchihuite (una piedra de jade) que descendió del cielo sobre la pirámide. Ese chalchihuite cayó sobre la misma pirámide que los tolteca ya encontraron construida por ¿sus antepasados? o por ¿pueblos que ellos reclamaron como sus antepasados? Y ese chalchihuite posiblemente indica que el Tlachiualtepetl era el cerro de Quetzalcoatl.
Según el mito, Quetzalcoatl nació de una madre, Chimalman, quien quedó embarazada cuando se tragó un chalchihuite. Se amalgaman, entonces, en su figura, el dios del sol naciente con una deidad de la lluvia y del agua (E.Seler: 1963). Otra crónica, posiblemente de tradición posterior, indica que Chimalman "barrió la casa" y tan luego como la barrió concibió a Quetzalcoatl que "dicen es el dios del viento..." (Códice Vaticano "A"). El dios Nauihehecatl o Nahui Ehécatl, una advocación de Tlaloc, dios de los cuatro vientos, combina perfectamente atributos del dios Quetzalcoatl (el sombrero cónico, el ornamento de pluma en la nuca, la orejera torcida y la boca roja) con atributos del Tlaloc: en su mano está el hacha de cobre que representa los rayos y una serpiente.
En su advocación tardía como Quetzalcoatl-Ehécatl, en Cholula, el dios de los tolteca es ya el viento que barre caminos para que entren en el mundo los dioses de la lluvia (según contó fray Bernardino de Sahagún). E. Seler fue quien señaló que Quetzalcoatl "[...] en este numen el dios de la lluvia se fundía con el mago de la lluvia" y aseguraba así a los pueblos mesoamericanos la vegetación y la vida sobre la tierra. Seler creyó que a esta figura primigenia y más antigua se le incorporaron los atributos tardíos característicos del Quetzalcoatl-Ehécatl tolteca.
Por diversas crónicas sabemos también que los dioses patrones habitaban los cerros o se transformaban en cerros. Las pirámides fueron su réplica. Los mexicas tuvieron un cerro para su dios patrono, el cerro del Zacate o Zacatépetl, ¿pudo ser el Tlachiualteptl el cerro de/y Quetzalcoatl en las creencias de los tolteca? Tenemos noticias de que todos los sacerdotes gobernantes, tlatoque de diversos señoríos de una vasta región en el valle de Puebla Tlaxcala, acudían a Cholula para ser consagrados, y a sus templos para llevar ofrendas.21 La crónica de Rojas, por otro lado, explica que, en la pirámide, los cholultecas adoraban al dios Chiconauhquiauitl. Kirchoff fue el que aclaró este misterio:
[...] en Cholula Quetzalcoatl era el dios que mantuvo una estrecha relación con Tlaloc. El templo de Tlaloc en Cholula estaba dedicado a él por su nombre calendárico -9 lluvia (Chiconauhquiauitl). El dios que los indios decían barría el camino para que llegase la lluvia los cholultecas lo conocían bajo el nombre calendárico -9 viento (Ehécatl-Qutezalcoátl).

¿Sobre el Tlachiualtepetl se rendía culto, uno al lado del otro, al numen de la lluvia y al del viento? Por varias crónicas coloniales sabemos que el Tlachiualtepetl estaba casi abandonado cuando llegaron los españoles a la conquista de Cholula en 1519.
El centro ceremonial tardío que conocieron los españoles y cuya pirámide majestuosa estaba dedicada a Quetzalcoatl (su culto nos lo describió fray Diego Durán) la destruyeron los franciscanos para construir en su lugar el Convento de San Gabriel. Todo este "nuevo" espacio ceremonial abarcó el corazón del calmecactlaca de los nobles de Tianquisnauac al noreste del Tlachiualtepetl. No conocemos sus atributos arqueológicos ni podemos tener fechas tentativas de su construcción. Las investigaciones arqueológicas, sin embargo, demuestran que sobre el Tlachiualtepetl, incluso en el periodo colonial, continuaron las ofrendas y existen enterramientos de sacrificios; se construyeron también algunos palacios y altares que fueron destruidos por los españoles.22 Pero para el posclásico tardío, la vida religiosa y el gobierno del viejo altépetl cholulteca se había ya trasladado a un espacio ceremonial que ocupa el actual centro de la ciudad. Sin embargo, del "nuevo" templo de Quetzalcoatl en Tianquiznauac, al noreste del Tlachiualtepetl, no tenemos sino crónicas coloniales que lo describan. López de Gómara dice que los cholultecas quisieron que esta pirámide de Quetzalcoatl imitara al volcán Popocatepetl. Por otro lado tenemos, en el Códice Vaticano "A", la figura de Nahui Ehécatl, esa perfecta unión entre Tlaloc y Quetzalcoatl, que está dibujado, de pie, sobre una montaña que humea.23 La pirámide destruida para crear el convento de San Gabriel ¿le estuvo dedicada a Nahui Ehécatl?
Algo complejo y final había ocurrido para entonces en Cholula en torno al culto de su dios patrono y originario Quetzalcoatl: desde los tiempos del preclásico y clásico temprano, cuando era un dios telúrico asociado a los númenes pluviales, para el clásico tardío y posclásico, según estiman algunos, Quetzalcoatl unido al dios Tezcatlipoca, se había convertido en un numen celeste y astral.24
Cholula, guardiana de una antigua tradición, le guardó a Quetzalcoatl, quizás, su sitio original y conservó sus atributos pluviales sobre el Tlachiualtepetl hasta el momento en que llegaron los españoles a la conquista de la ciudad. Esto es lo único que explica el hecho de que fray Juan de Torquemada (1590) haya podido referir uno de los actos más desesperados posibles, ante una eminente catástrofe, que el pueblo de Quetzalcoatl, los cholultecas, intentaron en vano advertir:

Tenían de tiempos muy atrasados estos cholultecas, creído el poder, y valor de su Gran Dios Quetzalcohuatl, y decían, que cuando se desollaba, u descostraba alguna parte de su encalado de su Templo, manaba por aquella parte agua, y todas las veces que acontecía algo de esto, creiendo ser verdad lo que los viejos decían, y por no anegarse, mataban luego niños de dos, o tres años, y mezclada la sangre de ellos, con Cal, hacían lodo, a manera de culaque, y tapaban con el, aquel descostramiento. Estaban, pues, en este engaño, dixeron los cholultecas, que en nada temían a los tlaxcaltecas ni a los dioses blancos porque quando se viesen apretados, y acometidos, descostrarían las paredes y desporrillarían todo lo encaladao, por donde manasen fuentes, con que los anegarían.

Ésta es, quizás, la historia, de agua y huida, resguardada en el nombre Tollan Cholollan Tlachiualteptl que tiene esta sagrada y antigua ciudad.

NOTAS

1 Véase esta lista de nombres que presumiblemente se refieren a alguna particularidad de la ciudad listados o son topónimos del territorio que ocupaban los calmecactlaca o los calpulleque en Cholula: estos nombres listados se encuentran en el Cuadro no. 4 de la edición preparada y anotada de la HTC por Paul Kirchoff, Lina Odena Güemes y Luis Reyes García. CISINAH, INAH-SEP, CIESAS, 1989. Me referiré a esta edición como HTC.
2 "[...] la palabra toltecatl se deriva [...] de Tolan [...] (que) significa a su vez lugar de tules o tular pero [...] eso significa metrópoli [...] Tolan-Teotihuacan [...] Tolan Cholollan [...] Tolan Chiocotitlán [...] Tolán México [...] este nombre tolteca fue aplicado a habitantes de cualesquiera de estas Tulas prehispánicas [...]" Wigberto Jiménez Moreno, "Los Toltecas y Olmecas Históricos"; Revista Mexicana de Estudios Antropológicos. México.1941.
3 Citado por Francisco de la Maza, Cholula y sus Iglesias; México Imprenta Universitaria. 1959.
4 Lo cita Cayetano Reyes, Altepetl Ciudad Indígena Cholula en el Siglo XVI. Tesis. UNAM. 1976.
5 Fray Bernardino de Sahagún; Historia General..., Alianza,1995, p. 494.
6 HTC, p. 142. Según W. Jiménez Moreno, 1 técpal equivale a 1292. Según Paul Kirchoff la fecha puede ser 1116.
7 Ésta en sí misma tiene una historia y una pesquisa inconclusa. Véase Paul Kirchoff (1955), W. Jiménez Moreno (1941) y Alfredo López Austin, quien resume las posiciones divergentes en torno a la caída de Tula en: Hombre Dios. UNAM.1989, pp. 31-42. Xavier Noguez, "La zona del altiplano central en el Posclásico: la etapa tolteca" en Historia Antigua de México. INAH.1995. pp.189-224 actualiza toda la información.
8 L. Reyes, L.Odena Güemes: "La Zona del Altiplano Central..." en Historia Antigua de México, III, INAH, 1995.
9 Véase nota 11. HTC, p. 135. Sahagún, op. cit. p. 123-229
10 HTC, p.135
11 Realizada por Konrad Theodor Preuss y Ernst Mengin y posteriormente traducida al español por Herman Trimborn en 1940.
12 Ver la nota 15, p. 136 y las notas 4 y 5, p. 143. HTC.
13 HTC; p. 143.
14 Véase nota 13, p. 144. HTC.
15 No me puedo detener para describir la tesis, radicalmente opuesta a Jiménez Moreno y Piña Chan por ejemplo, que razona Paul Kirchoff sobre estos dos periodos del pasado mesoamericano. Lamento que su trabajo Cholula: la Sagrada Ciudad Comercial, de 1967, está aún inédito (existe una traducción en mi poder realizada por Madela Bada) y el otro "El Valle Poblano Tlaxcalteca" publicado por el Museo Nacional de Antropología en marzo de 1967, sea de tan difícil acceso. Toda la obra de Paul Kirchoff sobre Cholula todavía aguarda una edición anotada y accesible a los estudiosos de esta ciudad.
16 HTC, p. 149.
17 HTC, p. 146. Véase nota 1.
18 Jorge R. Acosta; "Datos Arqueológicos de Tula..." en Antología de Teotihuacan a los Aztecas. Fuentes e Interpretaciones. UNAM.1995. p. 86-107.
19 "[...] al referirse por su origen (de Cholula) la relacionan siempre sobre la base del surgimiento de Teotihuacan, sin analizar la situación social anterior a estas grandes "ciudades" y por lo tanto cayendo en falsas interpretaciones.." Ángel García Cook, Leonor Merino Carrión, "Condiciones existentes en la región Poblano Tlaxcalteca al surgimiento de Cholula". Notas Mesoamericanas no. 10 UDLA.
20 En Cholula la unidad originaria entre el dios creador y el grupo étnico pareciera que se conservó únicamente en un calpulli. La HTC indica que únicamente de la casa señorial de los tianquiznuac provenían los nobles y los sacerdotes de Quetzalcoatl en Cholula. En sus linderos se construyó también el templo al dios y según Gabriel de Rojas únicamente entre ellos se escogía, todavía en el Siglo XVI, al Aquiach y Tlachiach, que gobernaban la ciudad. (P. Carrasco: 1971).
21 Luis Reyes García. Cuauhtinchan del Siglo XII al XVI. FCE.Ciesas. 1988. p. 81-82.
22 Sergio Suárez y Silvia Martínez; Monografía de Cholula, Puebla. Ayuntamiento de Cholula. 1993. Éste es un buen resumen de los datos derivados de las investigaciones arqueológicas del Tlachihualtepetl.
23 Citado por A. López Austin; Tamonachan y Tlalocan. Pág.171. Ver el Códice Vaticano "A" (Libro explicativo) FCE, p. 135.
24 Véase A. López Austin, Tamoanchan y Tlalocan, op. cit. p. 81.

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